La estrategia es un plan de acción que recoge un proceso o una serie de acciones diseñadas para conseguir un objetivo o resolver un problema de manera eficiente y efectiva, teniendo en cuenta la base desde la que se parte y el entorno de actividad en el que se mueve la empresa.
Para definir una estrategia es importante tener claridad sobre el objetivo a alcanzar, comprender el entorno en el que se desarrollará, conocer los recursos disponibles y analizar las posibles acciones a tomar dentro de un marco en el que se consideran elementos clave como misión, visión y valores de la organización.
Una buena estrategia debe seguir unas características de coherencia tales como, que se formule de forma clara y concisa para que todos los miembros de la organización puedan entenderla y llevarla a cabo eficazmente, que esté alineada con la misión, visión y valores de la empresa, que sea viable, teniendo en cuenta la asignación de recursos necesarios y las limitaciones del entorno, manteniendo el foco en las acciones y actividades que sean clave para el éxito del proyecto y evitar así la dispersión del esfuerzo y de los recursos, teniendo en cuenta que debe ser flexible y adaptable a ajustes o cambios que puedan surgir durante la implementación de la estrategia y debe tener en cuenta unas métricas establecidas que determinen si se está yendo por buen camino.
Una mala estrategia es ambigua, poco clara y confusa, lo cual dificulta su comprensión y ejecución, no se ajusta a la misión, visión y valores de la compañía, lo que genera contradicciones, es inviable por la falta de recursos o por las condiciones del entorno; está desenfocada y aborda demasiadas actividades sin orden ni prioridad, la rigidez no permite hacer ajustes, no hay medición ni evaluación del proceso, lo cual dificulta realizar un seguimiento y provoca incoherencia y conflicto.
Ejemplo de buena estrategia:
Objetivo: Aumentar las ventas online en un 30% en el próximo año.
Estrategia: Desarrollar una plataforma de comercio electrónico intuitiva y fácil de usar para los clientes e implementar estrategias de marketing digital que incluya campañas de publicidad en RRSS para la captación de tráfico mediante emails automatizados. Ofrecer el envío gratuito para incentivar cierto volumen de compra y programas de fidelización de clientes para que realicen compras frecuentes. Hacer medición y seguimiento con las diferentes KPIs que den información del número de visitas a la tienda online, la tasa de conversión, el valor promedio de los pedidos y la tasa de retención de los clientes para evaluar el proceso.
Ejemplo de mala estrategia:
Objetivo: Aumentar las ventas online (sin establecer un objetivo específico ni un plazo temporal).
Estrategia: Abrir una tienda en línea sin una plataforma de comercio electrónico de calidad. Publicar en RRSS ocasionalmente, sin estrategia ni plan de marketing claro. No se ofrecen incentivos, ni se realizan mediciones. Tampoco se recogen emails en una base de datos con lo que no se pueden hacer ofertas ni puede haber comunicación con los posibles interesados.